LLa uva Tannat “nació” en Madiran, al suroeste de Francia, pero en el 1870 emigró con vascos a Uruguay. Al parecer, se sintió “como en su casa” con el clima y la tierra uruguaya y así es como hoy se considera la uva típica de la zona.
Tannat se deriva de “tanino”, que significa esa alta astringencia en boca que el vino agarra de la piel y la semilla de la uva. Pero cuando esta uva se madura (se añeja) en barricas de roble o se mezcla con otras variedades, se suaviza y se viste de una elegancia única.
Un vino de Tannat es tinto, potente, de intenso color púrpura y mucho cuerpo. Con aromas a ciruelas negras, cerezas, tabaco, especias y chocolate. En boca es intenso, pero agradable y con un final largo. Perfecto para acompañar con la cena, preferiblemente si lleva mucha carne, pues la grasa se encargará de suavizar el toque áspero del vino en tu paladar.
En Uruguay hay más de 300 bodegas y aunque producen diferentes variedades, Tannat es la más plantada. La Bodega Garzón, a una hora de Punta del Este, produce de los mejores que he catado. Es una bodega totalmente sustentable, construida en la sierra, con un diseño escalonado para usar sistema de gravedad y mantener controladas las temperaturas. Es la primera en Latinoamérica con certificación LEED (Leadership in Energy & Environmental Design) y toda su producción se hace a mano. Hasta tiene un restaurante del argentino Francis Mallmann. Ten en cuenta que hoy día con tanta producción de vino en masa, estilo “fast wine”, todos estos detalles cuentan.
Y un tip más: en un vino, casi todo lo que no es alcohol o agua, es un polifenol. Los polifenoles, son antioxidantes importantes para nuestra salud pues algunos, inhiben la placa de colesterol acumulada en los vasos sanguíneos. Y Tannat es una de las cepas que más polifenoles tiene.
Ya sabes, si en el menú tienes carne, cordero, quesos curados, o quieres una copa de “salud”, llénala con Tannat. Son económicos, siempre rondan entre los $15 y los $25.